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Crecimiento global sin precedentes de los empleos por home office y/o teletrabajo expuso multiplicidad de desafíos que hoy se abordan y confrontan entre las partes involucradas.

Algunos de los aspectos más comprometedores y relevantes, que están impactando el mundo laboral de los países en vía de desarrollo desde 2021, se han publicado en reportes analíticos de la Organización Internacional del Trabajo, específicamente para América Latina y el Caribe – OITA –demostrando un aporte promedio al macro marco mundial del trabajo de 23 millones de trabajadores computables con acceso al trabajo remoto durante el confinamiento obligatorio, excluyendo la mano de obra informal, no previsible en esas estadísticas por razones suficientemente obvias.

En aras de normalizar las no tan novedosas modalidades del trabajo a distancia para los latinoamericanos, es imperativo impulsar por gobiernos y privados concordancia y manejo de factores elementales, como:

  • Principios de voluntad y acuerdo entre las partes.
  • Organización y tiempo de trabajo.
  • Seguridad y salud en el trabajo.
  • Equipamiento y elementos de trabajo, resaltando Digitalización y al menos la reducción de brechas tecnológicas.
  • Protección del derecho de privacidad individual de los trabajadores.
  • Dimensión de género y modalidades del teletrabajo y/o del home office.
  • El papel de los actores sociales y gubernamentales.
  • Relación laboral y cumplimiento de legislaciones.

Conforme ha manifestado la OITA:“Sin controles adecuados, el trabajo desde el domicilio podría derivar en relaciones laborales que no reconozcan la dependencia y, por lo tanto, en aumentos del trabajo independiente o en relaciones laborales encubiertas”.

Los temas de la seguridad social, cumplimiento de las jornadas, libertad de asociación, acceso a la formación laboral, de salud y seguridad en el lugar de trabajo, entre otros, tendrían que estar, fundamentalmente, entre las prioridades a precisar y concertar en todo proceso de empleo y contratación a ser liderizado y controlado por gobiernos y monopolios en gerencias empresariales y organizacionales. En ello va implícito que, para abordar estos temas es clave el diálogo entre gobiernos, empleadores y trabajadores, visto que de ello depende garantizar la continuidad operativa y operacional en las economías y los mercados, niveles de productividad y supervivencia.

Sin embargo, surgen contradicciones y perjuicios para las partes más débiles en las relaciones laborales. Lo que resulta bastante obvio en otros análisis materiales publicados por agencias de la ONU, develando que, si bien ya antes de la pandemia existía el trabajo desde el domicilio, este abarcaba principalmente a trabajadores por cuenta propia o en situaciones especiales combinado con trabajo presencial desempeñado en conglomerados de las empresas u oficinas. Aún de esa manera, pasó a ser legalmente modalidad exclusiva de trabajo en el contexto de la cuarentena , no reconocido en muchos casos para beneficios salariales, lo que depaupera las condiciones para el trabajador.

Por su parte, la OIT ha expresado que resulta fundamental considerar las lecciones aprendidas durante la pandemia, pero predice que para futuros análisis acertados es imprescindible contar con estadísticas oficiales que faciliten información más precisa, adecuada, comparable y actualizada; dando paso al auténtico seguimiento de la evolución del trabajo remoto en América Latina y el Caribe. En principio para apoyar e incursionar con guías situacionales las mejores prácticas y medidas de redimensión y redireccionamiento del accionar de los actores en ámbitos laborales de la región.